A LUCKY MAN
¿Quién no ha soñado alguna vez con ganar la lotería? Comprarse un coche nuevo, pagar la hipoteca o retirarse a una isla de por vida. La suerte tiene muchas caras, casi tantas como sueños puedan contarse, y cuando toca, lo hace siempre con esa forma de alegría inevitable que llega para arrollarnos y ensanchar nuestras vidas.
Pienso que algo similar debe sentir Armen, mi primo, después de ser tocado por la suerte. Él, que a sus 30 años pocos cambios veía en su vida y de repente el azar le hace un guiño y le cambia todo. ¡Una Green Card para ir a trabajar a EEUU! Armen que siempre ha sido alguien sencillo, más bien apocado, hoy contesta ufano cuando le preguntan en la embajada norteamericana quién será su aval allí, pues mis manos, contesta, con toda la temeridad que sólo se acomete desde la inocencia.
Inocencia justamente, esperanza, miedo, alegría y esfuerzo por alcanzar un sueño, son estados que se dan en la familia de Armen desde que comenzara la cuenta regresiva que le llevará muy lejos de su casa en Armenia. A la fiesta de despedida que le han organizado irán todos a celebrar este estado ambivalente que no deja indiferente a ninguno por lo que tiene de real. Pilares como la abuela Madlen, que al final de su vida ve con nostalgia como el país que ayudó a fundar hoy se desmembra irremediablemente, como el padre, que resume el dolor de no haberle sabido enseñar algo diferente al hijo que hoy se marcha, o como la madre, mi tía Gina, que ha hecho de la esperanza un paliativo espiritual y nos alivia cuando sentencia diciendo, que nada puede ser peor que ahora.
Lo que encontramos en esta familia, la de Armen, y la mía, es un reflejo de lo que es hoy Armenia, un país que al perder la confianza en sí mismo, entiende de una forma u otra que la solución no reside en lo inmediato, sino en algo que se haya más allá, y es aquí donde la suerte toma un papel importante en la vida cotidiana, como un motor de violencia positiva capaz de alterar un presente estático.
No es algo bueno, ni malo, tan sólo la realidad que se genera al estar a las puertas de un interrogante, de una situación que al darse, desencadena toda la complejidad de algo que viene de golpe. Armen es un tipo con suerte pero esa suerte no está indemne, y en su camino hacia la tierra de las oportunidades, su familia y su país son testigos de una profunda transformación.
Esta misma transformación es la que enfrento en esta historia, hecha de seres especiales en un momento especial, y muchas son las cuestiones que me asaltan. ¿Qué pasa cuando la suerte llega y toca a nuestra puerta? ¿Qué energía poderosa es esa que inunda el corazón de Armen y lo arroja a la osadía de emprender un viaje tan lleno de dificultades? ¿Cómo afronta uno su confianza en la suerte cuando esta te arrebata parte de lo que eres para que sigas confiando en ella? Es algo extraño y cercano, que se adentra profundamente en las raíces de lo que soy, por eso quiero llegar a entenderlo, para poder contarlo.
EN CUANTO A MÍ
Hace 15 años que salí de Armenia, tenía sólo 13 años, no entendía mucho las razones por las que nos íbamos, no entendía lo que ocurría, tengo en mi memoria esa burbuja de incertidumbre, una extraña combinación de angustia y alegría por el camino que íbamos a emprender. Mi tío Samvel, el padre de Armén, me decía: “Ve y no vuelvas, no dejes que tu madre se eche para atrás, ve y busca un terreno donde se pueda plantar patatas y entonces me llamas, ya sabes que yo planto las mejores patatas”. Era una niña, y al llegar a España pronto olvidé la plantación de patatas, aún hoy mi tío me lo recuerda entre risas.
Ahora la historia se repite con mi primo, le ha tocado la lotería del Green Card, ahora entiendo mejor las razones de una partida como está, pero de nuevo viene a mí la incertidumbre, la ansiedad mezclada con entusiasmo. Hay quien dice que el momento más bello del equilibro es cuando está a punto de romperse. Con todas esas emociones, todas esas preguntas, me decido a coger una cámara e irme hacia Armenia para hacer una película sobre esos momentos previos a la partida de mi primo, y para tratar de entender por qué mi país vive tantas partidas.
Y VOSOTROS…
Aquí es dónde entráis vosotros, aquellos que ya creéis (si habéis llegado hasta aquí ya sois un poco parte del proyecto). Armenia está algo alejada y es imprescindible que vayamos hasta allí. Buscamos mecenas que estén dispuestos a aportar dinero para que –junto con nuestra inversión- podamos acabar de cerrar la preproducción: alquiler de material de iluminación, sonido, accesorios de cámara y todos aquellos gastos derivados del rodaje, así como llevar al equipo hasta Armenia dónde grabaremos la primera quincena de Noviembre, fecha límite de Armen para abandonar el país.
EL EQUIPO…
Soy Arevik Arabian, escribo y dirijo la película. Samuel Navarrete será mi ayudante, cinematógrafo y sonidista. Mientras Ainoha, Sona, Jonathan y Marta nos ayudan en la producción.
Lucky Man Armenia
A Lucky Man en facebook
A Lucky Man en twitter
3 comentarios
Si ya eres mecenas, Inicia sesión para comentar.
MARIA JESUS ZAMORANO
Te parecerá extraña, pero me gustaría saber si eres hija de Susana Arabian. En ese caso sabrás que ella cuido a mi madre hasta su muerte, y me gustaría ponerme en contacto con ella, hace meses que no se nada. Agradecida.
Daniel H.
Hola
Estoy lanzando una campaña de apoyo a proyectos interesantes para que puedan ser grabados en máxima calidad con las nuevas RED SCARLET-X
http://danielhernandezaudiovisual.blogspot.com.es/p/red-scarlet-x.html
Ánimo con vuestro proyecto!
mario durrieu
Creo que deberían difundir el proyecto en la comunidad Armenia de Argentina que es inmensa, a Navarrete mis saludos cordiales.