Renta antigua es la historia de la Señora Carme, una anciana que vive atemorizada por el propietario de la vivienda en la que ha vivido la mayor parte de su vida. Es una historia mucho más común de lo que nos imaginamos. Son miles los afectados por el acoso inmobiliario. Pero es tan difícil de probar ante un juez que la mayoría de acosadores acaban saliéndose con la suya.
Renta antigua es un proyecto de cortometraje que trata de denunciar, en clave de comedia negra, una de las más ocultas y viles de las lacras sociales que vive nuestra sociedad.
Sinopsis
La Señora Carme es una mujer mayor, víctima de acoso inmobiliario: es la última inquilina de su edificio que vive de renta antigua, tras conseguir el propietario echar a todos los demás.
Atemorizada por el dueño del inmueble, quien no escatima en argucias para conseguir echarla de su casa, tendrá que lidiar con vecinos conflictivos, deplorables instalaciones y juicios amañados.
Notas del director
Renta Antigua nace a partir de la necesidad de contar una historia real: no hace mucho, preparando clases en casa, catacrak, en el edificio de al lado estaban haciendo obras. Pero ese ruido había sonado demasiado cerca. Demasiado en mi terraza. Los paletas habían puesto una red de “seguridad” a través de la cual caían escombros y trozos de fachada sobre mi balcón y el de mi vecina de abajo. A cascoporro. Indignado salí a la terraza y me puse a gritar a los paletas que quién narices iba a recoger eso.
Tras desgañitarme conseguí que parasen la obra durante apenas media hora, en el transcurso de la cual nadie me contestó. Nadie vino a recogerlo tampoco, como cabía esperar. Nadie tocó a mi puerta ni se disculpó. Al rato me planté en casa de la vecina de abajo, la señora Mercè, quien a la postre se ha convertido en la Carme del corto, para comentarle lo que estaba sucediendo. "Ya lo sé -me dijo- y he intentado quejarme, pero a una mujer de mi edad no le hacen caso alguno, ni la toman en serio".
Acto seguido comenzó a explicarme algunos de sus infortunios, con cierto pudor. Me hizo ver su casa para comprobar que se le caía el techo, que había grietas en las paredes, que la galería estaba destrozada y que la única respuesta que había conseguido por parte del propietario era “no se preocupe, en breve se lo arreglamos”. Al parecer es la misma respuesta que le vienen dando cada poco durante cinco largos años. Carme, Mercè, vive de renta antigua.
El suceso me impresionó y decidí que sería yo quien reclamaría a los paletas que pasasen a limpiar su casa, además de la mía. Cosa que nunca hice. Ser profesor te deja poco tiempo libre. Pero la idea se me había clavado a fuego. A una mujer mayor la gente le toma el pelo. Me imaginé a cientos, quizás miles de personas mayores, víctimas de las preferentes, de comerciales sin escrúpulos encasquetándoles una enciclopedia, un contrato abusivo de luz con el que presuntamente tenían que ahorrar, una fibra óptica con la que poder hablar con su nieto que se ha tenido que marchar a Alemania a buscar un futuro mejor.
Coño, me afectó hondamente, como decía. Tardé un par de meses en bajar a limpiar la mierda que los paletas nunca se dignaron a recoger. Y al adentrarme más en su casa (la primera vez no pasé del recibidor) vi que estaba llena de pinturas y esculturas. Pinturas y esculturas suyas. El trastero, que yo imaginaba lleno de papeles y viejos recuerdos, estaba repleto de lienzos y óleos. Juny y yo no dábamos crédito. Estábamos emocionados. Era tan poético, tan lírico. Nos regaló un geranio que ahora crece en mi terraza, desde la que quiero filmar el corto.
Mierda, decidí escribir sobre eso. Sobre alguien de quien todo el mundo trata de aprovecharse (para sobrevivir, esto es una selva, no quiero culpar a nadie. Si acaso al sistema. O sí, a todos) y que finalmente explota. Pensé en la historia de una abuela a quien el banco ha robado todos sus ahorros con las preferentes y tiene que ver a sus nietos pasando hambre. Y que ante tal situación decide coger la escopeta de caza de su Paco y hacer justicia. Su justicia. Porque de la otra… Y hasta aquí podemos leer.
A qué destinaremos vuestras aportaciones
Si pedimos vuestra colaboración es porque hacer cine es caro de narices. Echadle un vistazo al cuaderno de bitácora del corto.
La cantidad que pedimos en verkami será aproximadamente la mitad del presupuesto total, que necesitaremos para alquiler de material, alquiler de localizaciones, ambientación, transporte, dietas, etcétera.
Las recompensas, y en general la organización de esta campaña de crowfunding, comporta una serie de gastos en impuestos y de gestión que también esperamos cubrir con vuestras aportaciones.
Teasers
Teaser 2:
Teaser 3:
¿Qué es el acoso inmobiliario?:
Sobre las recompensas
La fiesta de fin de rodaje va a ser memorable! :P
Primera secuencia del storyboard
Calendario previsto
Preproducción: junio, julio, agosto y septiembre.
Rodaje: tercera semana de septiembre.
Postproducción: octubre - diciembre 2016. La idea sería por tanto estrenar en diciembre o enero, momento en que se haría entrega de las recompensas.
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